La terapia de pies con peces, conocida como ictioterapia, ha ganado popularidad en los últimos años como un tratamiento de belleza que promete exfoliar la piel de los pies de manera natural utilizando peces Garra rufa. Aunque esta práctica puede parecer inofensiva y atractiva, existen preocupaciones serias en cuanto a su seguridad y eficacia, especialmente en lo que respecta a la salud pública.
¿En qué consiste la ictioterapia?
La ictioterapia implica sumergir los pies en un tanque de agua donde los peces Garra rufa, también conocidos como «doctor fish», se encargan de remover las células muertas de la piel a través de una suave succión. Esta técnica se promociona como una forma natural y relajante de exfoliar los pies, y es especialmente popular en spas y centros de belleza en diversas partes del mundo.
Riesgos asociados a la ictioterapia
A pesar de los beneficios que se le atribuyen, la ictioterapia conlleva varios riesgos significativos:
1. Riesgo de infecciones: Uno de los principales problemas es la posible transmisión de infecciones bacterianas, fúngicas e incluso virales. Dado que el agua no se desinfecta adecuadamente entre cada uso, y los peces no pueden ser esterilizados, existe el riesgo de que enfermedades como la hepatitis C o el VIH se transmitan entre los usuarios.
2. Higiene y seguridad: En muchos centros que ofrecen este tratamiento, el agua no se cambia entre clientes, y los tanques no se desinfectan correctamente, lo que aumenta significativamente el riesgo de infecciones cruzadas. Además, la temperatura del agua utilizada, que suele estar entre 30 y 40 grados Celsius, puede favorecer la proliferación de bacterias.
3. Uso de peces inadecuados: En algunos casos, los peces Garra rufa han sido reemplazados por otras especies más económicas, como los «Chin Chin», que tienen dientes y pueden causar heridas al morder la piel. Este cambio eleva aún más el riesgo de infecciones y otros problemas de salud.
Normativa y situación en España
En España, la ictioterapia ha sido objeto de debate debido a los riesgos mencionados. Aunque no existe una prohibición explícita a nivel nacional, muchas comunidades autónomas y ayuntamientos han restringido o desaconsejado su práctica en establecimientos que no cumplan con estrictas normas de higiene y seguridad. Las normativas sanitarias, como el Real Decreto 742/2013, establecen criterios rigurosos para la calidad del agua en piscinas y spas, pero la aplicación de estas normas a la ictioterapia es compleja debido a la presencia de peces vivos que no pueden estar expuestos a desinfectantes.
Recomendaciones
Debido a los riesgos asociados, muchos expertos en podología y salud pública desaconsejan la ictioterapia. Si decides someterte a este tratamiento, es crucial asegurarse de que el establecimiento cumpla con todas las normas de higiene, que el agua se cambie y se filtre adecuadamente entre cada uso, y que se utilicen peces Garra rufa auténticos y saludables. No obstante, para personas con condiciones de salud preexistentes, como diabetes, psoriasis, o heridas abiertas, este tratamiento no es recomendable.
Conclusión
La ictioterapia puede parecer una opción novedosa y natural para el cuidado de los pies, pero sus riesgos superan con creces los posibles beneficios. Considera otras alternativas más seguras y efectivas para el cuidado de tus pies, como la podología profesional, donde se garantiza la higiene y el tratamiento adecuado sin poner en riesgo tu salud.