Durante muchas generaciones ha sido costumbre que los hermanos mayores dejen su calzado a los menores en la medida en que van creciendo y sus zapatos ya no les quedan.
Esto ayuda a ahorrar gastos a muchos padres que ya están agobiados por el costo de la renta, alimentos, educación y otros gastos del sostenimiento del hogar.
Pero ¿es aconsejable que los pequeños utilicen zapatos heredados de sus hermanos mayores?
Pues a pesar de la aparente utilidad práctica que tiene esta costumbre, son más las razones para no seguir haciéndolo. Vamos a detallar cuáles son estas razones y qué tienen que ver con la salud de los pies de tus hijos.
Cada persona es diferente
En primer lugar hay que entender que cada persona es físicamente diferente y eso se refleja también en la forma y tamaño del pie y por lo tanto en su biomecánica y en la pisada.
Debido a esto, los zapatos heredados de un hermano a otro no tendrán una suela intacta sino presentarán algún tipo de desgaste en las partes donde se pisa con más fuerza. Esto implica el riesgo de que al pisar con ellos el pie tienda a inclinarse en una dirección distinta a la que su morfología exige, ocasionando cansancio y problemas en tendones y músculos.
Esto puede tener consecuencias muy negativas en el pie de un niño que se encuentra en pleno proceso de crecimiento.
Recordemos que en las personas el pie adquiere su forma casi definitiva a los 9 años de edad y termina su formación y crecimiento cerca de los 14 años. Por lo tanto, usar un calzado deformado o inadecuado en los primeros 8 años de vida puede llevar a malformaciones y problemas en el andar.
¿Qué problemas trae usar calzado heredado en los niños?
Usar calzado heredado que ha sido moldeado y desgastado por un pie diferente al del nuevo dueño puede provocar los siguientes problemas en un niño:
- Rozaduras a nivel de dedos y talón que pueden provocar callos e irritación.
- Desequilibrio al andar o correr.
- Alteración de la pisada y la biomecánica del andar con posibles consecuencias en el movimiento y desarrollo de rodillas, tobillos y caderas.
- Restricciones en el movimiento de los dedos, que pueden provocar alteraciones en articulaciones.
- Alteración del arco plantar que puede afectar su forma de manera permanente.
¿Cómo evitar problemas al usar calzado heredado?
En primer lugar es importante que el niño sea evaluado una vez al año por un podólogo, con el fin de detectar cualquier posible problema en la pisada y en la formación de sus extremidades inferiores.
También es necesario evaluar el calzado heredado que usará el niño, para determinar si presenta algún desgaste; o deformidad que pueda afectar la salud del pie. Por supuesto, es indispensable entender la necesidad de que este calzado sea del tipo y talla adecuado para su nuevo usuario.
En muchos casos este calzado puede usarse sin problemas con ayuda de una plantilla personalizada que corrija la forma del pie del nuevo dueño.
En conclusión, lo mejor es evitar esta práctica, incluso en casos donde se trate de adolescentes o adultos. Cada persona es distinta y esto es algo que es mejor respetar para evitar complicaciones y mantener unos pies sanos.
Artículo elaborado por la Clínica San Román
20-11-2020
