chanclas

¿El uso de chanclas puede producir lesiones en los pies?

Con la llegada del verano, muchas personas escogen las chanclas como calzado de referencia por su ligereza y sensación de libertad. Sin embargo, esa comodidad aparente puede esconder riesgos que afectan a la salud de sus pies y, por extensión, a toda la cadena articular. En este artículo examinaremos con detalle la anatomía implicada, el impacto biomecánico de las chanclas, las lesiones más habituales, los factores que incrementan la probabilidad de sufrirlas y, sobre todo, las estrategias para minimizar daños. Nuestro objetivo es ofrecerle información rigurosa y práctica para que tome decisiones fundamentadas y disfrute del buen tiempo sin comprometer su bienestar.

Anatomía del pie y biomecánica básica

El pie es una estructura compleja formada por 26 huesos, 33 articulaciones y más de 100 músculos, ligamentos y tendones. Cada paso requiere la coordinación precisa de todas estas piezas para absorber el impacto, estabilizar el cuerpo y propulsarlo hacia delante. Un componente esencial es el arco plantar, que actúa como amortiguador natural y distribuye la carga entre el retropié, el mediopié y el antepié. Cuando utilizamos un calzado correctamente diseñado, la suela aporta soporte complementario al arco y reduce la presión sobre los metatarsianos. Las chanclas, en cambio, carecen de soporte en el talón y apenas ofrecen amortiguación, obligando a las estructuras internas a asumir un esfuerzo adicional constante.

chanclas playa

Cómo altera la chancla la mecánica de la marcha

La ausencia de sujeción trasera provoca que los dedos se flexionen de forma continua para mantener la chancla en su sitio. Este gesto, aparentemente inofensivo, genera una tensión sostenida en los flexores plantares y altera la forma en que el pie contacta con el suelo. El talón golpea directamente sobre una suela fina, mientras el mediopié recibe escaso apoyo lateral, lo que favorece la pronación excesiva. El resultado es una distribución asimétrica de las fuerzas que repercute en tobillos, rodillas y caderas. A medio plazo, la cadena cinética intenta compensar el desequilibrio adoptando posturas que sobrecargan la musculatura lumbar, incrementando el riesgo de lumbalgias.

Lesiones y patologías frecuentes

Entre las dolencias que tratamos habitualmente relacionadas con las chanclas destacan la fascitis plantar, la metatarsalgia y la tendinopatía aquilea. La fascitis plantar suele manifestarse como un dolor punzante en la base del talón al iniciar la marcha matutina; la metatarsalgia se presenta como una sensación de quemazón en la parte anterior del pie; la tendinopatía aquilea se caracteriza por inflamación y dolor en la zona posterior del tobillo, especialmente tras actividad física. También observamos con frecuencia ampollas, dermatitis interdigital por fricción y, en casos prolongados, fracturas por estrés en los metatarsianos debido al impacto repetitivo sobre superficies duras.

Factores que incrementan el riesgo de lesión

El sobrepeso aumenta la fuerza que soporta cada pie, amplificando el estrés sobre los tejidos blandos. Las personas con pie plano o arco alto presentan una biomecánica ya comprometida que las chanclas no corrigen en absoluto. Caminar durante largos periodos sobre superficies rígidas como hormigón o asfalto sin amortiguación apropiada multiplica la presión sobre los metatarsianos. En usuarios con diabetes o problemas vasculares, la disminución de sensibilidad plantar puede ocultar microtraumatismos que, de no detectarse, evolucionan a úlceras difíciles de tratar.

Señales de alarma que no debe ignorar

Preste atención a dolor persistente en el talón al levantarse, sensación de quemazón en la planta al final del día, enrojecimiento constante entre los dedos o hinchazón en el empeine. Si nota cojera, incremento progresivo del dolor al caminar o aparición de callosidades localizadas, suspenda de inmediato el uso de chanclas y solicite valoración profesional. Ignorar estos signos puede convertir una molestia leve en una lesión crónica.

Estudios científicos recientes

Investigaciones publicadas en la revista Gait & Posture demuestran que el uso continuado de chanclas incrementa la duración del contacto del pie con el suelo, alterando la cinemática de la marcha y elevando la carga axial sobre el retropié. Otro estudio del Journal of Foot and Ankle Research observó mayor actividad electromiográfica en el tibial posterior y en los flexores de los dedos, corroborando la fatiga muscular asociada. Estos hallazgos respaldan la relación directa entre chanclas y sobrecarga biomecánica, especialmente en personas que superan las dos horas diarias de uso.

Prevención y recomendaciones de uso responsable

Limite las chanclas a trayectos cortos, entornos húmedos y momentos de descanso. Si decide utilizarlas, escoja modelos con suela acolchada de al menos dos centímetros, plantilla anatómica y tira ancha que sujete el antepié con firmeza. Evite caminar largas distancias sobre hormigón y procure alternarlas con calzado cerrado de apoyo integral. Realice estiramientos diarios de gemelos y fascia plantar, manteniendo cada elongación treinta segundos. Fortalezca la musculatura intrínseca del pie practicando ejercicios de agarrar una toalla con los dedos o caminar descalzo sobre superficies blandas. Compruebe la talla: una chancla demasiado grande obliga a flexionar aún más los dedos, mientras que una muy ajustada incrementa la fricción.

Alternativas de calzado saludable

Las sandalias con sujeción trasera y plantilla ergonómica ofrecen un compromiso entre ventilación y soporte. Para actividades que impliquen caminar durante horas, opte por zapatillas deportivas con amortiguación y tecnología de control de estabilidad. Si le preocupa la transpirabilidad, elija materiales técnicos de malla que permitan la circulación de aire sin sacrificar el soporte. Las plantillas ortopédicas personalizadas son una solución eficaz para quienes presentan deformidades o alteraciones del arco.

Preguntas frecuentes

¿Puedo llevar chanclas si tengo fascitis plantar en remisión? Solo de forma puntual y durante intervalos muy cortos, asegurándose de realizar estiramientos antes y después. ¿Las chanclas ortopédicas eliminan el riesgo? Reducen parte de la sobrecarga, pero no sustituyen al calzado cerrado en cuanto a estabilidad y amortiguación. ¿Es aconsejable utilizar chanclas en la ducha del gimnasio? Sí, porque actúan como barrera frente a hongos y bacterias, pero debe secarlas completamente para evitar humedad persistente.

Diagnóstico y tratamiento profesional

Ante dolor persistente o limitación funcional, un examen podológico completo permite identificar la causa exacta y aplicar un tratamiento personalizado. En Clínica San Román disponemos de plataformas de presiones, análisis digital de la marcha y ecografía musculoesquelética. El abordaje integral combina fisioterapia, terapia manual, plantillas a medida y, cuando procede, infiltraciones ecoguiadas. El seguimiento periódico asegura que la mejora sea duradera y evita recaídas.

Conclusión

El uso ocasional de chanclas es perfectamente compatible con un estilo de vida saludable, siempre que se limite a momentos concretos y se elijan modelos con la mayor sujeción y amortiguación posible. No obstante, su empleo prolongado modifica la mecánica de la marcha, aumenta el riesgo de lesiones y puede desencadenar patologías crónicas. Reconocer las señales tempranas y adoptar hábitos preventivos resultará decisivo para mantener la salud de sus pies.

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