zapatos de segunda mano

¿Usar zapatos de segunda mano es recomendable?

El auge de la economía circular y las prácticas sostenibles ha impulsado el interés por reutilizar productos, incluyendo el calzado. Sin embargo, usar zapatos de segunda mano puede implicar ciertos riesgos para la salud podológica si no se toman las precauciones adecuadas. En Clínica San Román analizamos los problemas más comunes asociados al calzado usado, desde el punto de vista higiénico, biomecánico y ortopédico.

Zapatos de segunda mano: problemas de higiene

Uno de los principales inconvenientes de usar zapatos previamente utilizados es el riesgo de exposición a agentes patógenos. Incluso si el calzado parece en buen estado, la acumulación de microorganismos en el interior puede afectar a la salud de quien los usa posteriormente.

Bacterias y hongos

La humedad y el calor del interior del zapato crean el ambiente perfecto para el desarrollo de hongos y bacterias. Al usar zapatos de segunda mano, es posible entrar en contacto con:

  • Hongos dermatofitos: causantes del pie de atleta (tinea pedis).
  • Onicomicosis: infección micótica de las uñas, difícil de tratar.
  • Bacterias: como el Staphylococcus aureus, responsable de infecciones en piel y uñas.

Estos microorganismos pueden permanecer en la plantilla, costuras y tejidos del zapato, incluso si este aparenta estar limpio.

Infecciones y enfermedades

Además de las infecciones fúngicas y bacterianas, el uso de calzado usado puede propiciar la aparición de verrugas plantares (papilomas víricos), especialmente en personas con sistema inmunológico debilitado o con heridas abiertas en los pies. La falta de higiene adecuada y la reutilización de calzado cerrado agravan el riesgo

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Usar zapatos de segunda mano: la pisada importa

Cada persona tiene una pisada única. Cuando se usa un zapato que ya ha sido moldeado por otra morfología, se altera la distribución de presiones en el pie, lo que puede tener consecuencias a medio y largo plazo.

Suelas desgastadas

Las suelas de los zapatos se adaptan progresivamente a la forma de caminar del primer usuario. Cuando alguien distinto los utiliza, las zonas ya desgastadas no coinciden con su patrón natural de pisada, generando desequilibrios y una incorrecta amortiguación. Esto puede derivar en molestias al caminar, fatiga o incluso dolor articular.

Mayor riesgo de lesiones

Utilizar calzado deformado o con estructuras inestables incrementa el riesgo de esguinces, caídas o microlesiones repetitivas. En especial si se utilizan para caminar durante largos periodos, practicar deporte o realizar trabajos que exigen estar muchas horas de pie.

Usar zapatos usados: consecuencias ortopédicas

Además de afectar la pisada, usar zapatos de segunda mano puede contribuir al desarrollo o agravamiento de patologías ortopédicas en los pies, especialmente si el calzado no tiene un buen soporte estructural.

Juanetes (hallux valgus)

El uso prolongado de calzado estrecho, deformado o mal ajustado puede agravar los juanetes, una deformidad ósea común que provoca desviación del dedo gordo del pie. Si el zapato ya ha cedido en ciertas zonas, empuja el dedo hacia una posición anómala, acelerando la progresión del problema.

Fascitis y tendinitis plantar

El uso de zapatos con una plantilla ya deformada o un mal reparto de carga puede generar sobreesfuerzo en la fascia plantar y los tendones del pie. Esto favorece la aparición de tendinitis plantar, fascitis o dolor en el talón (talalgia), muy común en adultos jóvenes y personas activas.

¿Qué zapatos no conviene heredar?

Hay ciertos tipos de calzado que, por razones biomecánicas e higiénicas, no deben reutilizarse bajo ninguna circunstancia:

Zapatos para niños

Los pies de los niños están en pleno desarrollo. Usar zapatos de segunda mano puede condicionar el crecimiento del pie, generar deformidades o alterar la forma de caminar. Además, los niños sudan más y tienen más riesgo de contagiar o contraer infecciones.

Calzado de uso diario

Aquellos zapatos que se usan varias horas al día (de trabajo, escolares, de caminar) sufren más desgaste interno y externo. Reutilizarlos sin saber cómo fueron usados por la persona anterior puede afectar la salud postural y plantar.

Consejos para usar zapatos de segunda mano

Si decides reutilizar calzado, es importante seguir una serie de recomendaciones para minimizar los riesgos. Desde Clínica San Román te aconsejamos:

Usa plantillas ortopédicas

Colocar una plantilla nueva y personalizada te permitirá adaptar el zapato a tu pisada y reducir el contacto directo con la superficie interior del calzado original. Además, mejora el soporte del arco y ayuda a redistribuir mejor las presiones plantares.

Protege tus pies con calcetines

Evita usar zapatos de segunda mano sin calcetines, incluso en verano. Los calcetines actúan como barrera frente a bacterias, hongos y evitan el roce directo, reduciendo el riesgo de irritación o ampollas.

Limpieza del calzado

Antes de utilizar calzado de segunda mano, asegúrate de limpiarlo en profundidad. Usa desinfectantes específicos para calzado, limpia las plantillas (o cámbialas) y deja que el zapato se ventile completamente. Exponerlos al sol o aplicar vapor seco puede ayudar a eliminar microorganismos resistentes.

Conclusión

En definitiva, usar zapatos de segunda mano puede ser una práctica válida en términos ecológicos, pero debe realizarse con responsabilidad. La salud de los pies es clave para mantener el bienestar general, y un mal calzado puede generar complicaciones que afectan a la pisada, postura y calidad de vida. Si tienes dudas sobre el calzado adecuado o ya presentas molestias, no dudes en acudir a nuestro equipo de podología para una valoración experta.

Pide cita con nuestros podólogos y cuida la salud de tus pies.

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